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El hombre bigote y overol tiene juegos de los que nadie se quiere acordar

El lado oscuro de Nintendo

¿A poco hay juegos malos creados por Nintendo? Sí. La gran N tuvo sus momentos malos. Casi todos coinciden en que fue durante la época en que la compañía de videojuegos le ganó la ambición y vendió los derechos de su personaje favorito, Mario,  a desarrolladoras que querían explotar la popularidad del bigotón…  De ese oscuro periodo surgieron estos extraños juegos de video ¿Los conoces? Estamos seguros que no.

 

 

La fábrica de cemento de Mario

Además de ser un excelente plomero y saltar bloques como nadie, Mario también es experto en rellenar camiones con cemento. La fábrica de cemento de Mario es uno de los títulos primeros protagonizados por este italiano gordito y no es muy buen juego (tenías que bajar y subir un edificio a través de elevadores para activar maquinas que dejarían caer el cemento a los vehículos). Solo es conocido por los más fans de Nintendo y coleccionistas ya que han sacado versiones bastante peculiares de este juego.

 

 

Soy un maestro: El suéter de Mario

Este juegazo exclusivo de Japón era un simulador de costura. No a todos les gustan los videojuegos de plataforma y Soy un maestro: El suéter de Mario intentó darle algo nuevo a la industria.Básicamente te enseñaban a tejer un suéter desde cero utilizando técnicas reales de costura. Cuando dominabas el juego podías hacerte tu ropa en la vida real. Serías la envidia de tus amigos.

 

 

¿Dónde está Mario?

Nintendo le vendió los derechos de Mario Bros a la compañía Phillips para su consola CD-I y nació el juego ¿Dónde está Mario? Aquí tomabas el papel de su hermano Luigi y te encargabas de encontrar a Mario por todo el mundo. Era un juego educativo que te enseñaba a los principales monumentos históricos de la humanidad. Nadie tiene una copia del título porque la consola fue un fracaso. Ahora solo vive en nuestros tops.

 

 

¿Qué tal? ¿Los conocías? Fueron juegos tan malos que se convirtieron en leyendas. Quédate con nosotros y sigue leyéndonos.