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No lo vas a poder creer

Como de película de terror

¿Alguna vez te has preguntado o te has imaginado como sería despertar y darte cuenta que estás encerrado dentro de un ataúd? Diciéndote la neta, no hay mucha chance de que la libres, pero después de leer este artículo, seguramente tendrás un poco más de probabilidades poder salir con vida de una situación así...

Antecedentes

Aunque no lo creas, ya existió un caso registrado de un hombre que pudo salir vivo de este escenario, en un cementerio de Brasil. Y cómo no sabemos en qué pasos andas, más vale prevenir que lamentar, entonces ahí te van unos consejos útiles que puedes emplear.

 

Pánico

Es el primer paso y el más importante. No entres en pánico en el encierro, pues debes tener en cuenta que el oxígeno es limitado. Si te alteras consumirás más aire y aumentarás tu ritmo cardiaco, comenzarás a hiperventilar y gastarás todos los recursos que necesitas para mantenerte con vida. Trata de relajarte y mantén aire en los pulmones el mayor tiempo posible.

Objetos

Verifica qué artefactos tienes cerca. Aunque tengas un espacio muy reducido, puedes tener suerte de poder encontrar algo en tus bolsillos o cerca de ti: una moneda, una tarjeta y si tienes mucha suerte, tu celular sería una salvación automática.

Fuerza

Si no tuviste la suerte de ser enterrado con un teléfono móvil, lo siguiente depende de ti. Tendrás que hacer uso de tu fuerza física, esto quiere decir comenzar a patear la parte superior del ataúd hasta que se rompa, pero antes debes de prevenirte: quítate la playera que llevas puesta y haz un nudo debajo para que pongas tu cabeza en el espacio que sobra, como si fuera una bolsa. Esto se hace para impedir que consumas mucho oxigeno, y lo más importante, que no tragues tierra al momento de comenzar a usar tus piernas para intentar romper la puerta del ataúd hasta que se rompa.

Escapa

Cuando hayas roto la tapa del ataúd con tus piernas, deja que la tierra entre al ataúd y ocupe tu espacio, después de esto, golpea la puerta con las manos que la rompas. el espacio que la tierra haya dejado, junto con lo que ha entrado al féretro, te podrá dar un chance de poder excavar hacia la superficie.